domingo, 6 de febrero de 2011

improbable, imposible

La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder; y define improbable como algo inverosímil que no se funda en una razón prudente.
+Puestos a escoger, a mi me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo, supongo.
-La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la épica.
+Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió.
-Un Afro americano habitando la Casa Blanca era improbable, pero sucedió.
+Nadal desbancando del número 1 a Federer también era improbable, pero sucedió.
-Una periodista convertida en princesa…
+El 12-1 contra Malta…
-El amor, las relaciones, los sentimientos... no se fundan en una razón prudente. Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables.
Porque lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar; y mientras halla una posibilidad, media posibilidad entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo
He leído que cuando nos reímos utilizamos 15 músculos de la cara. Aunque no nos demos cuenta quince músculos se mueven a la vez. El mismo artículo decía que cuando gritamos usamos 13 músculos; y cuando andamos en bicicleta, 9. Al parecer cuando besamos a alguien es cuando más músculos se mueven: 34 músculos.